Ha iniciado un nuevo año calendario y “Feliz Año Nuevo” es la fórmula de saludo en los primeros días de esta recién iniciada etapa. Es muy probable que pronunciemos este saludo por simple costumbre, porque eso es lo que se dice al momento de dar un abrazo por el nuevo año, sin percatarnos de que quizás el deseo de felicidad no será cumplido o de que podemos diferir en el concepto de felicidad que unos y otros posean, la felicidad en el año que recién comienza realmente no depende del deseo de otros, como tampoco depende de lo agradable o amarga que sea la situación de vida presente.
Ese deseo de “Feliz Año Nuevo” encierra tantas intenciones que no se expresan, podemos estar deseando un año lleno de salud, paz, alegría, prosperidad, realizaciones en todos los ámbitos: espiritual, personal, profesional, familiar; podemos estar deseando la ausencia de toda situación de tristeza, dolor o pesar, en fin, entendemos que esta expresión encierra una gran carga de buenos sentimientos, de emociones positivas. Sabemos que también algunos dirán “Feliz Año Nuevo” como un cumplido, un saludo para salir del paso, sin sentir toda la emoción y el sentimiento que hemos señalado. En uno u otro caso, no es más que la expresión de un deseo y como tal, lo que decimos pudiera realizarse o no.
Para la felicidad no hay receta, pues es posible que alcancemos la felicidad en circunstancias no tan favorables, es posible que encontremos el sentido de la vida en alguna carencia o precariedad, es posible que ante la ausencia de bienes y posesiones podamos ver y valorar la real riqueza, es posible que descubramos la libertad plena al salir de los muros que nos autoimponemos.
Ese deseo de realización y plenitud para el nuevo año solo será posible si cada persona asume responsablemente, la actitud adecuada para el logro de sus planes y propósitos, más aún, para el logro del propósito de Dios en su vida, tal como lo hizo María Santísima, que asumió el proyecto salvífico de Dios para la humanidad a través de su “SI” incondicional, aunque el plan que le estaban revelando no lo había concebido siquiera, ella se abandonó a través de su “Hágase en mi como has dicho”.
Nadie posee el dominio absoluto de su futuro, de su porvenir, ese poder sólo está en las manos de Dios, pero de cada uno depende la forma en que se desarrollen los acontecimientos que se presentan en su vida, dependiendo de la actitud que se asuma frente a las situaciones que la vida le presenta. Cada persona elige la postura y la actitud que desea tener en este nuevo año: alegría, compromiso, entrega, amor, fidelidad, compartir, en fin, podemos elegir actitudes positivas y no tan positivas, pues habrá quien elija ser infeliz o vivir aislado, esa decisión es muy válida también y la respetamos.
Entonces, ¿qué deseo para ti en este nuevo año?
Te deseo “Que Dios haga un buen y bendito año para ti”, que hagas elecciones acertadas que encaminen tus pasos a tu realización personal y a lograr tu crecimiento espiritual. Que alejes de ti la tristeza, que celebres la vida y tus logros, que construyas espacios de paz en los que puedas compartir libremente lo que eres y lo que tienes, que tengas un corazón fuerte para luchar contra la maldad, cargado de misericordia y de perdón, aceptando las diferencias y solidarizándonos a través de las coincidencias.
¡Que en este nuevo año 2020 seamos mejores personas habitando en un mundo que queremos mejorar cada día!
Exquisito 👌
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Muchas gracias, Martha!!
Tú siempre invitándonos a ir a un nivel de consciencia más profundo…
Gracias!
Amén ante esta intención del Año Nuevo!
Jaime
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Bendiciones para ti también Martha. No había tenido la oportunidad de leerlo, pero es muy cierto. No sabremos lo que nos traerá este 2020, pero lo que sí es cierto es, que Dios estará ahí, cada día, cada minuto, cada segundo para ti, para mí y para todos.
Amén
Paz y Bien
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