En varios momentos de mi vida me ha tocado contactar con la infidelidad y con falta de lealtad, también en los últimos días por acontecimientos ocurridos a mi alrededor he estado reflexionando sobre este asunto. Desde mi experiencia personal considero que cuando una persona es infiel a los compromisos contraídos con otra persona, con una institución, primero ha sido infiel a sí mismo y a sus propios principios, pues nadie promete o asume lo que no tiene, y esto me refiere a la esencia de la persona: ¿Quién soy?
A veces nos definimos por lo que hacemos en el momento y no por lo que somos en esencia, por nuestro propósito.
En una ocasión Jesús le pregunto a sus discípulos: “¿Quién dicen que soy?” y Pedro respondió: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Pedro no dijo tu eres un predicador, tu eres un nuevo profeta, tu eres hijo de María y José, tú eres el que nació en un pesebre, tu solías ser carpintero… Pedro respondió definiendo de Jesús, su esencia, su misión, su propósito de vida, su origen verdadero.
Y así pasa en nuestras vidas, en una etapa somos definidos como hijos de nuestros padres, como esposa de nuestro marido, como madre de nuestros hijos, como ejecutiva, VP o director de determinada organización y todo eso pasa, ninguno de esos identificadores define mi esencia, lo que realmente soy cuando todo eso ya no está, porque no son más que definiciones transitorias. Nuestra esencia es lo que somos y no lo que hacemos.
Por eso es tan importante detenernos y encontrar el potencial infinito que yace dentro de nuestro ser, encontrar esa conexión con el Creador que colocó en mi el aliento de vida que me hace transitar este camino temporal. Y sabes, cuando pensamos en esa esencia desde el principio de la creación, sentimos como el propósito para el que hemos sido creados siempre ha sido bueno, positivo, constructivo, de manera que nadie ha sido creado para la maldad, el dolor y la tristeza, esos males llegan a nuestras vidas de otra forma, de ahí la eterna lucha que nos hace decir como San Pablo: “no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero”.
Ah, pero tenemos problemas si no hemos identificado nuestro propósito, si no hemos cultivado nuestro ser interior, si no hemos definido el tipo de recuerdo que queremos dejar en nuestro paso por esta vida.
El interés en la búsqueda de nuestra esencia muchas veces se ve afectado por los criterios definidos en los modelos sociales imperantes, nuestras propias inseguridades y miedos, la educación recibida, también nos marca criterios de competitividad, de interés personal a veces en contra del bien de los demás, modelos económicos esclavizantes, entre otros.
Se hace necesario conectar con nuestra esencia, quien soy realmente, cual es el fin primordial de mi existencia, cuales son los principios y valores que deseo marquen mi vida y dejar de caminar siguiendo los criterios de tendencia, de moda o de prestigio. Decía Mozart que “la esencia de la música es la melodía”, pues busquemos nuestra melodía y bailemos a su ritmo disfrutando cada paso y sintiendo la sensación de libertad en el movimiento y el ritmo, que en cada persona es único e irrepetible.
Gracias!
Este artículo me lleva a reflexionar, qué estoy proyectando a los demás, con mis actuaciones, mis relaciones; es mi verdadera esencia o me estoy dejando condicionar por lo que el mundo, la sociedad me impone??
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