Una Semana Santa Diferente

La Semana Santa o Semana Mayor, como llama la Liturgia de la Iglesia Católica al periodo que transcurre entre el Domingo de Ramos y el Domingo de Pascua contiene el corazón del Año Litúrgico: el Triduo Pascual.  Parte del tiempo de la Semana Santa pertenece al final de los cuarenta días de la Cuaresma, que inicia con el Miércoles de Ceniza y concluye antes de la misa de la Cena del Señor que se celebra el Jueves Santo, esta misma celebración da inicio al Triduo Pascual.

Durante toda mi vida, tanto la Cuaresma y el Triduo Pascual han sido periodos de fuerte reflexión interior a través de la oración, principalmente celebrada en las actividades de preparación a las celebraciones litúrgicas.  De mi adolescencia recuerdo la participación en la Pascua Juvenil y el trabajo en los grupos juveniles en mi Parroquia Cristo Salvador.  Mi vida personal fue transformándose, pero nunca dejé de participar en las celebraciones de Cuaresma y Semana Santa, a veces desde la participación común de los fieles y otras, pendiente de detalles dentro de las celebraciones o participando dentro de las mismas en la Parroquia Universitaria Santísima Trinidad, en estos últimos años he disfrutado de manera especial, la riqueza de la liturgia bilingüe participando en la Parroquia que ahora me corresponde.  Así como el Triduo Pascual es el centro de la vida de la Iglesia, de esa forma es la importancia de este tiempo en mi propia vida.

Este año 2020 debido a la actual emergencia sanitaria por la pandemia del coronavirus, nuestra Iglesia ha tomado una decisión sin precedentes, la Congregación para el Culto Divino a través de un comunicado prohibió las misas con fieles durante la Semana Santa en los países afectados por la pandemia, es decir, que es posible que de los 194 países en el mundo, solo 19 países que a la fecha no han reportado casos de covid-19, puedan realizar las celebraciones de Semana Santa como de costumbre y tal vez una medida preventiva sea acogerse a la norma emitida de no realizar las celebraciones con fieles presentes.

Realmente vivimos una situación rara y diferente, marcada por la gran cantidad de noticias e informaciones contradictorias a veces, parece que estamos dirigidos por adivinos que no logran ponerse de acuerdo, pero en el proceso no debemos olvidar que “del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella; el mundo y los que en él habitan” (Salmo 24,1), solo nuestro volver a Dios nos ayudará a salir de esta encrucijada, es así como de estos días diferentes, ha llamado mi atención el observar que nunca había vivido un tiempo de Cuaresma de tanto recogimiento, de tanta desolación, sin bullicios y sin banalidades (ha sido impuesto, pero hemos tenido que asumirlo), se siente en el ambiente el peso tan marcado por el dolor de tantas muertes, el miedo al contagio y a lo desconocido y la incertidumbre que nos agobia.

La Cuaresma es tiempo de penitencia, oración, ayuno y limosna, Dios nos llama a la conversión y ha sido necesario detenernos, hacer un alto en el ajetreo cotidiano y ganar mucho de lo que habíamos perdido.  Solo pido al Señor que ciertamente nos permita reflexionar, hacer el cambio y ver a nuestro lado al enfermo, al necesitado, al hambriento, al forastero (Mateo 25, 40) y tender la mano solidaria. 

Tengamos la certeza en nuestro corazón de que Dios es bueno y no quiere el sufrimiento de sus creaturas, antes bien la experiencia del sufrimiento ha de llevarnos a alcanzar un bien mayor, “Porque Dios no hizo la muerte, y no le gusta que se pierdan los vivos. El creó todas las cosas para que existan; las especies que aparecen en la naturaleza son medicinales, y no traen veneno ni muerte. La tierra no está sometida a la muerte, pues el orden de la Justicia está más allá de la muerte.” (Sabiduría 1, 13-15).  Signo de ese amor infinito de Dios hacia nosotros es la muerte de su Único Hijo en la cruz y que hacemos presente el Viernes Santo, para alcanzarme la salvación a mí y cada uno de nosotros, pero Jesús no terminó en la muerte, su gloriosa Resurrección nos abre el camino para renacer a una nueva vida.

Espero poder vivir estos días de la Semana Mayor con el mismo fervor que todos los años anteriores, ayudada por el privilegio de tener acceso a las redes sociales que nos permitirán en este tiempo mantener el contacto con la Iglesia Universal que clama la misericordia del Padre ante la epidemia del coronavirus y pidamos que, en estos tiempos diferentes, ayudados por su gracia podamos celebrar la Resurrección del Señor en nuestras vidas, venciendo el pecado, el egoísmo y la muerte.

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4 comentarios sobre “Una Semana Santa Diferente

  1. Amen!!!!
    Hoy mas que nunca cada uno de nosotros somos templo e iglesia.
    Jesús con nosotros hoy, mañana y siempre….Unidos en la oracion y la Eucaristia. Que sigas siendo instrumento de Su luz para nosotros, querida Martha.

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  2. Realmente ha sido una experiencia diferente, pero desde ahí Dios nos muestra que seguimos siendo iglesia desde donde quiera que estemos, solo basta con un corazón dispuesto a recibirlo y vivir bajo sus mandamientos de amar a Dios y al prójimo como a uno mismo.
    Gracias por tan acertada y profunda reflexión.

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